Para muchos de nosotros pareciera imposible encontrar suficiente descanso. Entre trabajo, actividades, obligaciones familiares y la lista de cosas que debemos hacer, pareciera difícil encontrar tiempo de restauración. Sabemos que el cuerpo lo necesita, pero nuestra alma también.
“Me vuelvo al libro de Génesis y a la historia de la creación. Dios creó el mundo. Entonces en el séptimo día, Dios reposó. Todo descansó con Dios”, dice el Rev. Dr. Ron Bell, director de sanidad y resiliencia del Aposento Alto. “Entonces al día siguiente, empieza la humanidad. A partir del descanso el mundo empieza a moverse y a formarse. Dios nos ejemplifica que debemos empezar de una posición de descanso, no desde una posición de movimiento”.
“Nuestros cuerpos no están hechos para funcionar 24/7”, dice la diaconisa Whitney R. Simpson, directora espiritual y ministra universitaria. “No sólo necesitamos un día libre del trabajo, sino que necesitamos márgenes en nuestra vida y descanso a los bordes de la vida. Dios anhela que tengamos descanso cada día, de modo que podamos apreciar la presencia de Dios y saborear las cosas que tiene para nosotros”.
Cuidado intencional del alma
“Cuando estamos sobrecargados, nos desconectamos de nosotros mismos, de la creación y las relaciones”, dice Simpson. “Sin mi rutina para cuidar mi alma, no puedo reflexionar y ser quien he sido llamada a ser. Las prácticas espirituales son vitales para mí, para poder compartir a Dios con otros”.
“El descanso es crítico para todo lo que somos”. –Rev. Dr. Ron Bell
La oración de respiración es una antigua práctica que sigue siendo de ayuda, explica Bell. “Por un lado, inhalamos, tomamos y recibimos. Por el otro, exhalamos, soltamos. Todo el día estamos recibiendo y soltando.
“El descanso nos capacita para soltar el día, dejar ir las preocupaciones, conversaciones, ansiedad, trauma, dolor y pensamientos. Cuando lo hacemos, entonces Dios nos dará nuevas ideas, paz, gozo… Dios nos lo dará porque al soltar hemos creado espacio”.
El descanso es diferente para unos y otros
Descansar no se trata sólo de dormir en la noche o tomarse una siesta – ¡aunque ambas cosas son hábitos fundamentales! El descanso que alimenta nuestras almas, cuerpos y almas puede ser cualquier cosa que nos trae calma y nos acerca a Dios. Bell sugiere que el descanso consiste en recentrarse.
El descanso será diferente para distintas personas y no tiene por qué ser de una sola manera. Simpson afirma: “Se trata de una forma de pensar, de una práctica o disciplina que realmente debemos adoptar. ¿Cómo es que usted toma respiraciones profundas y recentra su cerebro?
Bell advierte que el estar cerca al celular, reloj inteligente y otros aparatos pueden interferir con el descanso. Deje atrás estos artefactos cuando se retire a un espacio restaurador.
Trate una de estas actividades para encontrar algo que calme su alma:
- Tome un paseo para notar la hermosa creación de Dios
- Escriba una oración, reflexión o pensamientos en su diario
- Lea la Biblia o una guía de estudio bíblico
- Dibuje, toque un instrumento o disfrute de alguna entretención
- Practique la oración o meditación contemplativa
- Atenta y lentamente goce de una taza de té o café
- Haga un largo viaje y apague la radio
- Vaya al cine a ver una película
- Haga ejercicios de estiramiento y respire profundo para soltar las tensiones del cuerpo
- Acuéstese en el césped y mire pasar a las nubes
Tome tiempo para encontrar paz
La gente muy ocupada puede y realmente encuentran descanso profundo y significativo cuando lo incorporar en su rutina diaria. Simpson menciona que una de las prácticas de meditación diarias más significativas para ella fue cuando pasó 30 minutos en su auto mientras esperaba que su hija saliera de la escuela. Simpson nos anima: “puede ser cinco minutos de meditación, y no tiene que ser en un lugar perfecto e ideal. Es lo que funcione en su vida”.
La familia de Bell organiza unidades de tiempo. Programan tareas y actividades de descanso para cada hora del día. Por ejemplo, la familia lee junta por 30 minutos antes de irse a la cama para ayudarse a dormir. Toman juntos desayuno antes de empezar el día.
Cualquiera sea el tiempo que encuentre y la práctica que adopte, atesórelos como una disciplina espiritual, como el cuidado del alma. Que sea una prioridad. Mientras más cuide de su bienestar total, lo más que podrá ofrecer al mundo.
“No tenemos las mismas necesidades, conocimiento o costumbres, pero todos necesitamos descanso”, dice Simpson.
Laura Buchanan trabaje para UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese con ella por email.