¿Fue Jesús realmente afable? Descubriendo la desagradable verdad.

¿Fue Jesús siempre cordial? Quizá no, pero siempre fue bueno.
¿Fue Jesús siempre cordial? Quizá no, pero siempre fue bueno.

¿Qué si le digo a usted que “Jesús no fue afable”? ¿Concordaría conmigo o no? ¿Cambiaría la manera en que usted ve a Jesús?

Una de las primeras cosas que por mí mismo aprendí acerca de Jesús fue que Jesús no fue un tipo afable. Esto no rima con lo que me contaron en la Escuela Dominical, el grupo de jóvenes y los sermones.

Lea el capítulo 23 de Mateo, y dígame si eso es lo que se diría de una persona cordial. Déjeme mencionar algunas partes que se destacan:

¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello (v. 24).

¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad (27-28).

¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno? (v. 33, NVI).

Estas no son cosas amables que decir a los líderes religiosos de su tiempo.

Opino que creamos todo tipo de problemas cuando pensamos en Jesús como una persona “afable” que nos llama a ser nosotros amables también.

No me malentiendan. No estoy diciendo que Jesús era una mala persona, ni tampoco estoy fomentando que usted deje de ser amable para convertirse en un tipo grosero. Hay una diferencia entre ser afable y ser bueno.

Jesús era bueno pero no amable. Por tanto, debemos centrarnos en ser buenos pero no amables.

Vale la pena notar la diferencia entre estas dos cosas, porque la gente amable no termina en la cruz.

Ser afable versus ser bueno

Ser afable podría ser un impedimento para ser bueno.

La gente “afable” realmente no confronta el mal. Están demasiado preocupados con ser educados y correctos. No quiere causar ningún disturbio.

Por otro lado, la gente buena confronta la injusticia y el mal, lo que a veces hace que la gente amable se incomode. La gente afable no desafía el statu quo, sino que lo mantiene, porque el desafiar el statu quo no sería educado ni amable, y podría causar molestias.

La gente buena desafía el statu quo, y así: “el terreno escabroso se nivelará y se alisarán las quebradas” (Isaías 40:4, NVI).

El famoso predicador Tony Campolo mencionó esta discrepancia en uno de sus sermones ante una congregación. Déjeme parafrasear:

Hay millones de personas muriendo de hambre en este mismo momento.

A ninguno de ustedes en esta iglesia le importa un carajo

Y ahora mismo a ustedes les preocupa más lo que acabo de decir que la gente que se muere de hambre.

Jesús era generoso mostrando amor y gracia, lo que resultó en que las autoridades lo rechazaran. Jesús fue inclusivo y, al hacerlo, traspasó los límites culturales, lo cual hizo que los poderes de ese tiempo lo persiguieran.

Si Jesús hubiese sido afable, no habría desafiado el sistema que oprimía y marginalizaba a los más vulnerables. Si Jesús hubiese sido amable, no lo habrían matado.

Jesús fue un hombre bueno. Su misión fue compartir el bien del reino de Dios, no ser cordial. El bien del reino de Dios muchas veces choca con los valores del mundo.

Jesús predicó un evangelio sin compromisos, incluso arriesgando ofender a los poderosos. Jesús predicó la verdad a los poderosos y abrió las puertas para incluir a los excluidos del sistema religioso. Esto le costó la vida.

Sé que ya he dicho esto dos veces, pero vale la pena repetirlo: Si Jesús hubiese sido amable, no habría sido muerto.

¿Qué significa esto para nosotros?

Centrémonos en ser buenos. No nos centremos en ser amables, correctos y remilgados. No me malentiendan, esas cosas tienen su momento y lugar. Tampoco estoy diciendo que seamos unos brutos. Pero si ponemos todo nuestro afán en ser cordiales, no podremos ser buenas personas.

Por tanto, centrémonos en ser buenos.

Dios nos llama a ser inclusivos, a cuestionar el statu quo, a hacer la labor de aplanar el terreno para todos, particularmente para los vulnerables y marginalizados.

Ser buenos nos da la valentía de hablar la verdad a los poderosos, nombrar las injusticias y trabajar para un mundo íntegro,

Ser buenos nos permite asociarnos con Dios para introducir el reino de Dios cada vez más.

Cuando nos preguntamos “WWJD” (¿qué haría Jesús?), una opción es tumbar las mesas en ira santa para denunciar la injusticia por amor al bien.

Sin embargo, debemos notar que ser bueno muchas veces demanda sacrificarnos, tal como Jesús lo hizo. Una cosa es cierta, el reino no se extenderá mientras nosotros sólo somos afables.

Tenemos muchos cristianos amables. Necesitamos más buenos cristianos.


Joseph Yoo es autor de When the Saints Go Flying in.  Se mudó de la costa oeste para vivir feliz en Houston, Texas, con su esposa e hijo. Sirve en Mosaic Church, Houston. Visite josephyoo.com

Comunicaciones Metodistas Unidas es una agencia de la Iglesia Metodista Unida

©2025 Comunicaciones Metodistas Unidas. Reservados todos los derechos