Nuestro viaje hacia shalom: la paz a través de la acción

A menudo, la palabra “shalom” se entiende como un profundo sentimiento de paz. Se origina en la cultura judía, pero ahora se ha expandido más allá de la religión. Como gente de fe, muchos de nosotros buscamos shalom en el sentido personal, así como shalom para el mundo y nuestras comunidades.

Uno puede anhelar la paz en un mundo que no la tiene o bien crear la paz

Vivimos en tiempos turbulentos. En momentos como estos, la gente busca la paz. En muchos sentidos, el presente período me recuerda la década de 1960. Parece que pasamos por un tiempo de gran agitación y en todo lugar tenemos cosas que nos preocupan.

En este contexto, shalom es un sueño especialmente atractivo para mucha gente en el mundo. Pero no hay ningún camino corto hacia la paz que anhelamos. Si la queremos, debemos crearla. Esto involucra realizar un trabajo que cambie el mundo.

La activista Angela Davis afirma que debemos vivir como si el mundo que queremos fuera real. No solo debemos crearlo con palabras, sino que vivirlo para hacerlo real.

Puede que sintamos que es poco lo que podemos hacer y poco el cambio que podemos producir, pero esto es verdad solo a nivel personal. Cuando caminamos juntos, podemos producir muchos avances que doblan el arco moral del universo hacia la justicia, porque lo cierto es que solo la verdadera justicia produce paz perdurable.

Nuestro camino hacia el shalom

No crecí en la Iglesia Metodista Unida, sino que la Fundación Wesley me ayudó a encontrar su tradición cuando a los 20 años estudiaba en la universidad. El capellán de la universidad me animó a que investigara el metodismo, y así lo hice. Una de las primeras cosas que aprendí fue la profunda y rica historia del metodismo estadounidense, que incluye innumerables ejemplos del metodismo promoviendo el shalom y la justicia en el mundo.

Nuestra denominación ha lidiado con muchos dilemas morales, desde la abolición de la esclavitud y la ley seca hasta la aceptación de la gente gay y trans en los últimos años. Para bien o para mal, siempre hemos luchado para encontrar el camino más ético y adecuado para seguir adelante.

El camino hacia el shalom, en sentido personal y comunitario, siempre ha sido algo importante para nosotros. Ambas cosas están intrínsecamente ligadas. ¿Qué cristiano decente podría encontrar una paz personal duradera si sus semejantes siguen sufriendo?

El shalom no es una excusa o un escape, es una meta. Cuando tomamos un atajo para llegar allí, solo logramos algo efímero. El verdadero shalom que buscamos es eterno. ¿Cómo lo alcanzamos? Lo logramos paso a paso, día a día, persona a persona, con un pequeño acto de fe a la vez.

Se necesita mucha gente para provocar un cambio duradero en el mundo

Todo lo que contribuye a la paz es importante. La historia nos ha demostrado que la gente puede dar grandes y verdaderos pasos hacia la paz en el mundo. El Dr. Martin Luther King, Jr., es un ejemplo famoso de cuánto puede lograr un movimiento de paz.

Me acuerdo de un documental acerca de la marcha que se realizó desde Montgomery hasta Selma. Noté que mientras la gente marchaba por el camino, todos llevaban bolsas de papel marrón para sándwiches. Me dije, “apuesto que el Dr. King no preparó ni empacó esos sándwiches”.

Podría sonar insignificante, pero las mujeres que prepararon esos sándwiches en la cocina de la iglesia dieron un paso importante para la paz en el mundo. Algunas veces es simple. Algunas veces, algo que parece tan pequeño como un sándwich en una bolsa de papel puede contribuir a cambiar el mundo. Esto es shalom.

La cruda realidad es que, mientras algunos de nosotros quizá encontremos shalom en forma individual, la búsqueda del shalom para el mundo es algo que se mantendrá después de que todos los que vivimos hoy hayamos muerto. Con todo, perseveramos y esperamos porque se nos ha llamado a cambiar el mundo.

Si queremos la paz debemos elegirla todos los días

Si usted quiere el shalom en el mundo, debe implantar la paz en el mundo. Desde una perspectiva bíblica, el shalom no tiene que ver con individuos, sino con la comunidad.

Hay tantas maneras de cambiar el mundo juntos. Toda buena obra es un acto de fe y un testamento a nuestra creencia en un Dios de justicia y paz. Toda buena obra es un paso más hacia adelante en el largo camino hacia el shalom.

Cada parte, cada aspecto y cada persona cuenta. Demos gracias a Dios.

Laquaan Malachi es pastor licenciado de la Conferencia Anual de Minnesota de la Iglesia Metodista Unida. Le apasiona la gente y la justicia. Es autor, poeta y artista de la palabra hablada cuyo trabajo a menudo incluye temas acerca de la justicia o la salud mental.

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