Consejos de cómo mostrar hospitalidad en el siglo XXI

El Rev. Michael Beck comparte consejos que todos los Metodistas Unidos deberían tener en cuenta a la hora de aprender a conectar con gente nueva y a ser más acogedores.
El Rev. Michael Beck comparte consejos que todos los Metodistas Unidos deberían tener en cuenta a la hora de aprender a conectar con gente nueva y a ser más acogedores.

Muchos de nosotros nos sentamos en el santuario los domingos por la mañana mirando hacia la puerta, con la esperanza de que veremos entrar a personas nuevas. Eso no ocurre con la frecuencia que quisiéramos.

“Para ser verdaderamente hospitalarios con la gente que no está conectada con la iglesia y que probablemente nunca lo hará como son las cosas, necesitamos imaginar cómo crear espacios de hospitalidad para ser más inclusivos y para vincularnos mejor con la gente”, dice el Rev. Michael Beck, que es pastor, profesor, autor, consultor y director de Fresh Expressions (= expresiones frescas), en Ministerios de Discipulado.  

Beck nos comparte consejos que han probado ser efectivos y que todos los metodistas unidos deberían usar para ser más acogedores.

Establezca un vínculo personal

El ministerio hacia o a favor de la gente no es hospitalidad ‒asegúrese de que su iglesia practique un ministerio con la gente. Beck nos anima: “Siéntese junto a la gente. Pregúnteles cómo están. Aprenda de su historia. Haga preguntas. La cosa más profunda que el Señor quiere que hagamos es entablar relaciones y realmente conocer a nuestros vecinos”.

Pero no sea agresiva. Abrumar a una visita con mucha información podría resultar desagradable. Entregarle un boletín y decirle todo lo posible acerca de las actividades de la iglesia no es tan significativo como entablar una relación con la persona. Beck aconseja: “Tómese el tiempo para aprender acerca de ellos más que tratar de que vengan a todas las actividades”.

Aprenda a ser un invitado

“La idea de que la gente vendrá a nuestra iglesia de manera natural y que nosotros seremos buenos anfitriones es probablemente parte de un modelo mental que ha cambiado”, afirma Beck. “Para mostrar hospitalidad hoy debemos hacernos preguntas distintas: ¿Con quién paso el tiempo cada semana? ¿Qué cosas hacemos juntos? ¿En qué lugares fuera de la iglesia paso bastante tiempo?

“Empiece pensando acerca de esas relaciones y prácticas como si fueran una forma de iglesia. Es una forma de hospitalidad el crear una pequeña comunidad en cada recodo del camino”.

Me gusta enmarcar esto usando Lucas 10:1-9. El Señor nos envía de dos en dos, nos dice que viajemos con poco equipaje, que salgamos, que encontremos una persona de paz, que nos sentemos a su mesa, que vivamos la vida con ellos, que comamos con ellos y que después otorguemos sanidad y prediquemos el reino. “Todos estos aspectos relacionales están presentes al acercarnos primero a ellos. En dicho espacio, usted no es el anfitrión sino el invitado. ¿Cómo aprenderá usted a ser invitado, a hacer preguntas, estar en espacios y percibir lo que el Espíritu Santo está haciendo?”

Encuentre espacios donde entablar relaciones

Es poco probable que todos los miembros de la iglesia puedan cumplir una función activa en la hospitalidad de la iglesia, pero esto podría lograrse si la hospitalidad está entrelazada con pasatiempos y actividades que todos disfrutan.

“El metodismo primitivo usó el poder de creyentes y laicos comunes que dirigían clases, bandas y predicación”, nos recuerda Beck. “No quiero que los laicos piensen que no pueden participar. Todos pueden hacerlo. Esta es la forma en que Jesús diseñó la iglesia”.

Beck nos dice que las Mujeres Unidas en Fe de la IMU Wildwood, en Florida, disfrutan haciendo colchas, artesanía y joyas de vidrio marino. Recientemente empezaron a reunirse en un centro comunitario e invitaron a la gente a que se unirán a sus reuniones de Arte del Amor. Esto ha resultado en que familias de la comunidad asistan a las reuniones y se entablen relaciones.

Beck agrega: “la mayoría de las mujeres tiene 70 u 80 años de edad. Sin embargo, han empezado una pequeña comunidad de fe que se conecta con la gente en torno a algo en lo que son expertas, ofreciendo mucha sabiduría y pasión”.

En forma regular, evalúe su vida, intereses y su lugar en la comunidad. Sea que se trate de un campo de golf, un café, un club de lectura, esté consciente, escuche y haga preguntas. Beck sugiere: “No sea cerrado. No piense que usted ya conoce la comunidad o la gente con la que habla. Llegue como aprendiz… eso es lo que significa ser un discípulo: gente que aprende, un aprendiz de la comunidad. Deje que el lugar le enseñe, deje que la gente le enseñe”.

Replantee la evangelización

Podría ser todo un desafío el invitar a alguien a la iglesia, y podría ser muy frustrante que los invitemos y no vengan.

Beck sugiere: “Eso realmente no es evangelización. Escuche, ame y sirva a la gente. Averigüe cómo realizar cosas juntos. Entable relaciones poco a poco. Cuando la conversación provea de pequeñas aperturas espirituales, usted podría compartir su fe en Jesús. Puede ofrecerles orar por ellos. Podría mencionar su propia espiritualidad en la conversación. Entonces podría empezar a pensar en estas situaciones como un pequeño tipo de iglesia que surge en torno a la rutina de su vida y relaciones”.

No tiene que hacerlo sola. Pídale a una amiga que añada sus observaciones, ore y conozca gente. Las relaciones toman tiempo, así que sea paciente y consistente.

“Forme amistades en la comunidad con gente que no va a la iglesia. Ese es un acto de hospitalidad. No se trata sólo de cómo acogemos a la gente cuando viene a la iglesia, aunque hay muchas oportunidades cuando lo hacemos. Pero cuando formamos relaciones sólidas en forma auténtica, entonces podemos invitar a la gente a la iglesia, y probablemente asistirán”.

Laura Buchanan trabaja para UMC.org  en Comunicaciones Metodistas Unidas, Nashville, Tennessee. Contáctese por email.

Comunicaciones Metodistas Unidas es una agencia de la Iglesia Metodista Unida

©2025 Comunicaciones Metodistas Unidas. Reservados todos los derechos