María Magdalena es una figura prominente en la historia de la vida y resurrección de Jesús. Es una de las pocas mujeres que es identificada por nombre como seguidora de Jesús. Tiene una función vital en los evangelios porque es la primera persona que vio al Jesús resucitado (Mateo 28, Marcos 16, Lucas 24, Juan 20).
En esta Cuaresma, consideremos tener a María Magdalena como nuestra guía y sigamos a Jesús como ella lo hizo.
Se nos invita a escuchar las enseñanzas de Jesús y a presenciar las sanidades que hizo tal como lo vemos en los evangelios. Se nos pide que viajemos con él a Jerusalén para ser testigos de sus últimos días y crucifixión. Tal como María Magdalena, también se nos exhorta a levantarnos temprano el día de Pascua para ir a la tumba. Sólo nosotros sabemos que estará vacía. Se nos llama a compartir las buenas nuevas unos con otros. Se nos encarga que compartamos los encuentros que hemos tenido con el Cristo resucitado.
Seguidora que fue sanada
Jesús sanó a María Magdalena de siete demonios, ofreciéndole gracia (Marcos 16:9; Lucas 8:2). El haber experimentado la transformación de su vida de la enfermedad a la salud, se podría decir que fue un milagro, o que se sintió como un milagro. La gente con enfermedades eran marginadas. La sanación les permitía entrar otra vez a la sociedad.
María Magdalena responde convirtiéndose en seguidora y partidaria de Jesús. Los evangelios nos informan que era una de las varias mujeres que lo apoyaron con sus recursos (Marcos 15:41; Lucas 8:3). Así como María Magdalena, Jesús me sanó y la gracia de Dios me aceptó. Yo también respondí a la gracia de Dios como ella lo hizo. Como discípula de Jesús, entrego recursos para el ministerio usando mi tiempo, talento y dinero.
Estudios recientes en cuanto a María Magdalena
Elizabeth Schrader Polczer y Diana Butler Bass lideran nuevas investigaciones en cuanto a María Magdalena, lo que incluye la investigación respecto a quién era y cuál fue su función como discípula.
Testigo fiel
María Magdalena no solo sigue a Jesús durante su viaje a través de Galilea enseñando y sanando, sino que lo sigue hasta Jerusalén. María Magdalena es mencionada como testigo de la cruz (Mateo 27:55-56; Marcos 15:40-41; Juna 19:25). No abandonó a Jesús sino que se mantuvo junto a él durante los peores momentos de su ministerio, siendo testigo de su humillación y horrible muerte. Fueron las mujeres discípulas las que se quedaron y vieron lo que ocurrió, no los discípulos varones.
Nosotros también podemos viajar por Galilea y Jerusalén en esta Cuaresma. Podemos estudiar las enseñanzas y sanidades que Jesús hizo durante su ministerio, y también podemos participar en la Semana Santa. En lugar de saltar del Domingo de Ramos a la Pascua de resurrección, deberíamos asistir a los servicios de Semana Santa para leer los relatos evangélicos de la traición, juicio y crucifixión de Jesús. Seamos testigos como lo fue María Magdalena.
Proclamadora de las buenas nuevas
Después de que Jesús fue crucificado, las mujeres fueron a la tumba donde había sido colocado (Mateo 27:61; Marcos 15:47). Después del sábado, María Magdalena fue una de las mujeres que trajeron especias aromáticas para su cuerpo (Mato 28:1; Marcos 16:1). Incluso después de la muerte de Jesús, ella sigue cuidándolo, atendiendo su cuerpo como era la costumbre. La Semana Santa no termina el viernes. Seguimos el viaje hasta la tumba misma, la cual quedó vacía el Domingo de Resurrección.
Como pastora, debo decirles que María Magdalena fue la primera persona que proclamó las buenas nuevas de la resurrección. He usado su relato para justificar mi llamado al ministerio pastoral. Fue la primera que fue y predicó (Mateo 28:8-10; Marcos 16:10; Lucas 24:10; Juan 20:18). La Gran Comisión de Mateo 28:19-20 nos llama a que hagamos lo mismo: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (NVI).
Todos somos María Magdalena
Cuando era niña, oí que llamaban “prostituta” a María Magdalena. Pero ocurre que la Biblia jamás dice algo así. Más bien dice claramente que fue sanada de siete demonios, pero no sabemos exactamente qué significa esto. ¿Era una enfermedad mental o física? ¿Era una forma de referirse a una enfermedad específica? Cuando abandonamos el cuento ese de que María Magdalena era una prostituta, y nos centramos en lo que la Biblia realmente dice acerca de ella, veremos a una mujer que siguió a Jesús hasta la muerte y que predicó las buenas nuevas de la resurrección.
Ella es nosotros.
Mi esperanza es que durante la Cuaresma cada uno de nosotros crezca en el discipulado. Que seamos como María Magdalena, que fue seguidora de Jesús, presenció su vida, muerte y resurrección. No escondamos las buenas nuevas para nosotros solamente, sino que proclamemos con gozo.
La Rev. Tiffany McDonald es presbítera ordenada de la Iglesia Metodista Unida que sirve en la Conferencia Anual de Minnesota. Ha servido como capellana universitaria, pastora y pastora asociada, y ahora toma una licencia familiar. Tiffany vive en Minnetonka, Minnesota, con su esposo y dos hijas. Siga su blog en redheadedrev.org
La persona contacto es Laura Buchanan.