La multiplicidad de dones espirituales dentro de una congregación y nuestra denominación nos capacita para servir de forma más efectiva a Dios y a todo el pueblo de Dios.
Discerniendo los dones
En la Primera Carta de Pablo a la iglesia de Corinto, el apóstol le recuerda a los creyentes que la diversidad es necesaria. Pablo les enseña, a ellos y a nosotros, que hay una variedad de dones, ministerios y actividades, pero sólo hay un Dios (1 Cor 12:4-7). No todos reciben el mismo don del Espíritu.
Pablo luego afirma que como Cuerpo de Cristo, con una variedad de miembros, nos necesitamos unos a otros. “Si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo?” (12:19).
Prosigue su argumento diciendo que mostrará un “camino más excelente” (12:31), a lo que de inmediato sigue el famoso capítulo sobre el amor.
El camino más excelente es el amor – a pesar de nuestras diferencias y a causa de nuestra diversidad.
Amamos a nuestros hermanos en Cristo porque seguimos las enseñanzas de Jesús. Porque amamos a Dios y al prójimo, valoramos la contribución que hace cada uno.
Los diferentes dones nos conducen a ministerios prósperos
Menos mal que nuestros pastores y laicado han recibido dones diferentes para guiar a la iglesia. Yo sé lo que son y no son mis dones.
Cuando me nombraron en mi última iglesia, la pastora titular y yo teníamos dones diferentes que se complementaban. Formamos un equipo efectivo porque ella podía concentrarse en sus fortalezas y yo podía centrarme en las mías.
Aunque creíamos lo mismo en cuanto al liderazgo de servicio, también admitíamos que la otra era mejor en algunos aspectos de ministerio. Aprendimos la una de la otra. Respetamos, admiramos y apreciamos lo que cada una aportaba al liderazgo de la iglesia. Soy una mejor pastora porque trabajé con ella y aprendí de ella.
El proceso de nombramiento que tenemos en la Iglesia Metodista Unida está diseñado para ayudar a enviar al pastor o pastora adecuada a la iglesia que en ese momento necesita de sus dones. Así también, el equipo de nominaciones de una congregación examina los dones de su gente para nominar a quienes encajan en cierta función de liderazgo o equipo ministerial. Los ministerios y necesidades de una iglesia cambian, requiriendo habilidades diversas.
Una iglesia podría estar enfrentando dificultades financieras, necesitando un pastor y líderes que la puedan ayudar durante ese período. Otra iglesia podría estar pasando por un período en el que estén empezando un nuevo ministerio con la comunidad circundante. En este caso, se necesitarían pastores y líderes con otros dones.
La diversidad nos fortalece
Nuestra denominación tiene la bendición de ser una iglesia mundial con mucha diversidad. Incluso dentro de una iglesia local, podríamos tener una variedad de opiniones en asuntos grandes y pequeños.
Pero todos seguimos a Jesucristo.
Nos une la creencia común de la mesa abierta de la Santa Comunión, donde Cristo nos invita a recordarlo. Todos creemos en el sacramento del bautismo, que es el rito que celebra que cada uno es un amado hijo o hija de Dios. Creemos en la Trinidad. Creemos en un Dios en tres expresiones diferentes: Creador, Redentor y Sustentador.
Estos son los principios teológicos esenciales que nos fundamentan. Pablo nos recuerda que en la iglesia necesitamos diversidad, no uniformidad. Así es como vivimos la fe. Necesitamos una variedad de dones, ministerios, actividades… y hasta de opiniones.
A través de mis años de ministerio, lo que escucho consistentemente de la juventud es que les encanta relacionarse con adultos que no sean sus padres. Específicamente, con adultos mayores que se sienten como si fueran abuelos.
¿Dónde que no sea en la iglesia encontraremos un grupo de gente de todas las edades que se juntan para un fin común? Este es uno de los muchos dones que los metodistas unidos podemos ofrecer a nuestras comunidades.
Reflexión:
- ¿Qué te hace una persona única?
- ¿Qué dones te ha dado Dios?
- ¿En qué te pareces y en qué te diferencias de tus hermanos en Cristo?
Oremos: Gracias, Dios mío, por no crearnos a todos iguales. Ayúdanos a no temer sino celebrar nuestras diferencias. Danos corazones abiertos para aprender de aquellos que no son como nosotros y así crecer. Danos un espíritu amable para que estemos listos para escuchar a aquellos que tengan opiniones distintas. Danos la capacidad de hablar la verdad con amor y compasión. Que tu Espíritu nos guie a ser el cuerpo de Cristo todos juntos. Amén.
Tiffany McDonald es una presbítera ordenada de la Iglesia Metodista Unida que sirve en la Conferencia Anual de Minnesota. Ha servido como capellana universitaria, pastora y pastora asociada. Actualmente toma una licencia familiar. Tiffany vive en Minnetonka, Minnesota, con su esposo y dos hijas. Siga su blog: redheadedrev.org